En los últimos diez días, dos jóvenes juninenses decidieron poner fin a sus vidas, dejando numerosas incógnitas y gran dolor entre sus seres queridos.
El primer caso tuvo lugar el pasado 11 de octubre, cuando Sergio Javier Fraccaro, reconocido futbolista del ámbito local, se ahorcó en su casa de Apolidoro 190.
El segundo hecho ocurrió el martes 16 y tuvo como protagonista a Francina Gubitosi, una joven de apenas 21 años que utilizó el mismo método, esta vez, en una vivienda del barrio Belgrano.
Tras la conmoción generada por ambos casos, DEMOCRACIA consultó a profesionales locales de distintas especialidades, quienes explicaron cuáles son los motivos más comunes de los suicidios, por qué los jóvenes son los más afectados y qué rol juega el entorno a la hora de evitar que los chicos tomen esta drástica decisión.
Etapa de cambiosPara la psicóloga Evangelina Roncaglia, la adolescencia y post-adolescencia se caracterizan por ser etapas de crisis, en las que se deben afrontar cambios significativos.
En este sentido, el pasaje de la niñez a la adultez no sólo implica mayores responsabilidades, sino también la aparición de nuevos cuestionamientos relacionados tanto al presente, como al futuro.
“Cada caso es particular, pero en la adolescencia hay cuestiones comunes, que son los constantes cuestionamientos acerca del sentido de la vida. Cualquier sujeto que pierde las coordenadas simbólicas, aquello que lo guiaba, como la escuela, la estructura familiar, se empieza a desorganizar y empieza a sentirse desorientado”.
Esta desorientación es, para la profesional, un denominador común en el sentir de los jóvenes que deciden quitarse la vida.
En la misma línea, la socióloga Elizabet Belligoi sostuvo que el suicidio de jóvenes y adolescentes debe enmarcarse en un contexto cargado de incertidumbre, confusión y falta de comunicación, que inevitablemente pintan un “panorama negro”.
“El panorama que hoy se ofrece a la juventud es oscuro: el futuro que angustia, la saturación de ruido, de información, de contaminación, de ventas de armas, de corrupción…los chicos perciben que algo está pasando, pero no se puede hablar de ello”, sostuvo la profesional y agregó: “Los hijos frustrados y llenos de agresión buscan vías de derivación y sienten la necesidad de ahogar su vida en alcohol y drogas. Muchos de ellos, incluso, suelen no encontrarle sentido a la vida”.
Estas cuestiones, sumadas a las pocas o nulas posibilidades de movilidad social, y a los conflictos personales inmediatos, serían, para Belligoi, algunos de los motores que empujarían al suicidio de los jóvenes.
“No hay que desconocer que los momentos de crisis son de alto riesgo”, afirmó.
Efecto contagioRespecto del “efecto contagio”, al que muchos profesionales suelen hacer referencia a la hora de explicar los suicidios, la socióloga indicó: “No me atrevería a hablar de contagio, pero sí digo que los casos aparecen en general en la primavera, que es el tiempo de brotes. En este caso hablamos de brotes psicóticos, tema que debe encararse desde la psicología”.
Por su parte, Roncaglia afirmó: “Es verdad que puede existir un contagio, pero que dos hechos se hayan producido con una cierta continuidad, no significa que se vayan a seguir produciendo”.
En este orden, dijo que no existe una causa universal para suicidarse y que es necesario analizar la particularidad de cada caso.
¿Pueden prevenirse?Aunque es difícil reconocer síntomas concretos que anuncien la posibilidad de un suicidio, los profesionales pueden detectar algunos indicios que enciendan la luz de alerta.
Así lo explicó Roncaglia, quien afirmó: “No hay indicios específicos, lineales, que den la certeza de que una persona se va a suicidar. Pero en las estructuras como la melancolía o la psicosis, puede haber una sintomatología a través de la cual un profesional puede ubicar determinadas ideas en relación a la muerte o a la idea de querer matarse”.
Sin embargo, aclaró que estos indicios no son una “garantía” y dejó en claro que los suicidios sólo pueden interpretarse a posteriori.
La importancia del entornoA la hora de hablar de prevención, Roncaglia y Belligoi coincidieron en otorgarle un rol central al grupo de pares y a la familia, principales sostenes de los jóvenes en los momentos de crisis y sufrimiento.
“La crisis se hace más tolerable al vivirla en común con otros, porque el nosotros sirve de continente desde donde se puede aceptar la renuncia a respuestas individualistas y porque surgen salidas más creativas”, dijo la socióloga y recomendó: “Se deben recuperar los espacios de diálogo y reflexión, la libertad, que es recuperar el protagonismo social”.
El primer caso tuvo lugar el pasado 11 de octubre, cuando Sergio Javier Fraccaro, reconocido futbolista del ámbito local, se ahorcó en su casa de Apolidoro 190.
El segundo hecho ocurrió el martes 16 y tuvo como protagonista a Francina Gubitosi, una joven de apenas 21 años que utilizó el mismo método, esta vez, en una vivienda del barrio Belgrano.
Tras la conmoción generada por ambos casos, DEMOCRACIA consultó a profesionales locales de distintas especialidades, quienes explicaron cuáles son los motivos más comunes de los suicidios, por qué los jóvenes son los más afectados y qué rol juega el entorno a la hora de evitar que los chicos tomen esta drástica decisión.
Etapa de cambiosPara la psicóloga Evangelina Roncaglia, la adolescencia y post-adolescencia se caracterizan por ser etapas de crisis, en las que se deben afrontar cambios significativos.
En este sentido, el pasaje de la niñez a la adultez no sólo implica mayores responsabilidades, sino también la aparición de nuevos cuestionamientos relacionados tanto al presente, como al futuro.
“Cada caso es particular, pero en la adolescencia hay cuestiones comunes, que son los constantes cuestionamientos acerca del sentido de la vida. Cualquier sujeto que pierde las coordenadas simbólicas, aquello que lo guiaba, como la escuela, la estructura familiar, se empieza a desorganizar y empieza a sentirse desorientado”.
Esta desorientación es, para la profesional, un denominador común en el sentir de los jóvenes que deciden quitarse la vida.
En la misma línea, la socióloga Elizabet Belligoi sostuvo que el suicidio de jóvenes y adolescentes debe enmarcarse en un contexto cargado de incertidumbre, confusión y falta de comunicación, que inevitablemente pintan un “panorama negro”.
“El panorama que hoy se ofrece a la juventud es oscuro: el futuro que angustia, la saturación de ruido, de información, de contaminación, de ventas de armas, de corrupción…los chicos perciben que algo está pasando, pero no se puede hablar de ello”, sostuvo la profesional y agregó: “Los hijos frustrados y llenos de agresión buscan vías de derivación y sienten la necesidad de ahogar su vida en alcohol y drogas. Muchos de ellos, incluso, suelen no encontrarle sentido a la vida”.
Estas cuestiones, sumadas a las pocas o nulas posibilidades de movilidad social, y a los conflictos personales inmediatos, serían, para Belligoi, algunos de los motores que empujarían al suicidio de los jóvenes.
“No hay que desconocer que los momentos de crisis son de alto riesgo”, afirmó.
Efecto contagioRespecto del “efecto contagio”, al que muchos profesionales suelen hacer referencia a la hora de explicar los suicidios, la socióloga indicó: “No me atrevería a hablar de contagio, pero sí digo que los casos aparecen en general en la primavera, que es el tiempo de brotes. En este caso hablamos de brotes psicóticos, tema que debe encararse desde la psicología”.
Por su parte, Roncaglia afirmó: “Es verdad que puede existir un contagio, pero que dos hechos se hayan producido con una cierta continuidad, no significa que se vayan a seguir produciendo”.
En este orden, dijo que no existe una causa universal para suicidarse y que es necesario analizar la particularidad de cada caso.
¿Pueden prevenirse?Aunque es difícil reconocer síntomas concretos que anuncien la posibilidad de un suicidio, los profesionales pueden detectar algunos indicios que enciendan la luz de alerta.
Así lo explicó Roncaglia, quien afirmó: “No hay indicios específicos, lineales, que den la certeza de que una persona se va a suicidar. Pero en las estructuras como la melancolía o la psicosis, puede haber una sintomatología a través de la cual un profesional puede ubicar determinadas ideas en relación a la muerte o a la idea de querer matarse”.
Sin embargo, aclaró que estos indicios no son una “garantía” y dejó en claro que los suicidios sólo pueden interpretarse a posteriori.
La importancia del entornoA la hora de hablar de prevención, Roncaglia y Belligoi coincidieron en otorgarle un rol central al grupo de pares y a la familia, principales sostenes de los jóvenes en los momentos de crisis y sufrimiento.
“La crisis se hace más tolerable al vivirla en común con otros, porque el nosotros sirve de continente desde donde se puede aceptar la renuncia a respuestas individualistas y porque surgen salidas más creativas”, dijo la socióloga y recomendó: “Se deben recuperar los espacios de diálogo y reflexión, la libertad, que es recuperar el protagonismo social”.
En los últimos diez días, dos personas se quitaron la vida, dejando un inmenso dolor entre sus familiares y amigos. ¿Qué lleva a los chicos a tomar esta drástica decisión? ¿Cómo influye el entorno? ¿Existe el efecto contagio? La opinión de profesionales locales.
Fuente: Diario Democracia.com
