Una dictadura celestial
Va el gobierno a pedirle confianza al Congreso, donde manda el fujimorismo, esa banda. Esa es la democracia, dicen.
El poder judicial, más purulento que nunca, le achica la condena a Chinguel, ese agente del caquismo, se la borra a Fujimori por los diarios que él y Montesinos crearon, y les cierra las puertas a mujeres víctimas de la violencia de género.
Esa es la democracia, dicen. Separación de poderes, dicen. Montesquieu, dicen. ¿Y Villa Stein, fujimorista confeso, está interesado en las delicadezas democráticas de la ilustración francesa? ¿Rodríguez Medrano también era un hijo de monsieur de Secondat?
Fuente: Hildebrandt en sus Trece