DEA afirma que Fiscalía en Crimen Organizado fue infiltrada por el narcotráfico
IINFIDENCIA Y CORRUPCIÓN. En mayo pasado, el jefe de la policía antidrogas estadounidense informó a la Fiscalía de la Nación que la copia completa de un expediente reservado acerca de una organización delictiva internacional terminó en manos del propio cabecilla. Control Interno de la fiscalía investiga al equipo de magistrados que vio el caso denominado “Gato”.
El lunes 20 de mayo, dos funcionarios de la policía antidrogas estadounidense cruzaron la puerta del Ministerio Público del jirón Carabaya con dirección al despacho del fiscal superior coordinador en criminalidad organizada, Jorge Chávez Cotrina.
No estaban solos; los acompañaban dos policías peruanos integrantes de "Escorpión", un grupo de inteligencia de la Dirandro auspiciado por la NCA (Agencia Nacional contra el Crimen).
Tras arribar al quinto piso de esa sede e intercambiar saludos con el doctor Chávez Cotrina, el enlace de la DEA en Lima entró de lleno al asunto que los había traído desde la embajada hasta el Centro de Lima: "Tenemos información de que una importante investigación por drogas se ha filtrado de una fiscalía bajo su mando, y eso nos preocupa mucho".
Sin ahondar en detalles de cómo obtuvieron la información y sin mostrar pruebas, el comandante PNP Cieza contó al fiscal Chávez Cotrina que fotocopias de cada una de las 200 páginas que contenía una carpeta fiscal bajo estricta reserva llegaron a las manos de un importante narcotraficante al cual estaban siguiendo los pasos.
"Se sospecha de un fiscal", agregó el otro policía con aparente conocimiento de causa.
Una información semejante proveniente de una de las principales contrapartes en la guerra contra las drogas en Perú no era algo usual. Desde que fue creado el sistema de criminalidad organizada de la fiscalía, infidencias sobre casos reservados no se habían producido y menos por parte de un fiscal. Sin embargo, la presencia del jefe DEA en el Ministerio Público parecía indicar que había fuertes indicios.
Habituado a no preguntar detalles de lo que sus fiscales desean contarle sobre el estado de sus casos, Chávez no los pidió y menos aún la identidad del fiscal que habría estado con la mafia investigada.
Tampoco era necesario. El fiscal Chávez ya había sido advertido, días antes, de la presunta infidencia por la misma responsable de la fiscalía cuestionada.
La doctora Paola Díaz Prieto, adjunta provisional de la Primera Fiscalía en Criminalidad Organizada, le había contado preocupada al fiscal Chávez que el expediente que manejaba desde hace dos meses sobre una organización internacional había caído en manos del objetivo seguido por la policía antidrogas.
"El objetivo sabe que lo siguen y que probablemente lo escuchan", habría contado Díaz Prieto.
Casos 'Apolo' y 'Gato'
Desde agosto del 2013, un equipo especial de la Divinesp (División de Investigaciones Especiales) tenía información de que empresarios extranjeros radicados en Lima recibían remesas de dinero de un conocido grupo criminal que opera en la costa oeste de los Estados Unidos.
Tras coordinar con la DEA y un equipo de la Divinesp, la fiscal Paola Díaz Prieto autorizó en setiembre una investigación preliminar contra dichos empresarios y el caso fue bautizado como "Apolo". Los agentes de la Divinesp vigilaron propiedades y negocios, y realizaron seguimientos fuera y dentro del país.
En marzo de este año y ante la aparición de nuevos personajes, la fiscalía rebautizó este caso con el apelativo "Gato". Desde ese momento, los policías a cargo del seguimiento serían de "Escorpión", un grupo de inteligencia que coordinaba estrechamente con la NCA.
Ese mismo mes, las fiscalías en crimen organizado fueron convertidas en fiscalías corporativas, por lo que la carpeta "Gato" cae en manos de un equipo de la nueva Segunda Fiscalía Supraprovincial.
Dada la importancia que tenía la investigación para la policía, la DEA solicitó al entonces fiscal de la Nación, Ramos Heredia, que la doctora Paola Díaz continúe viendo el caso por ser de confianza y porque lo conocía muy bien.
Ante ese pedido, Rafael Vela Barba, a cargo interinamente de la coordinación de las fiscalías en criminalidad organizada, accede al pedido.
Paola Díaz reasumía el caso "Gato" y otros, y lograba que retornen los dos fiscales adjuntos que trabajaban codo a codo con ella: Wilber Castillo y Manuel Rojas del Aguila.
FILTRAN EXPEDIENTE:
La DEA en Lima permitió que el trabajo de inteligencia fuera realizado por los policías del GEIN "Escorpión", que mantienen coordinaciones con los británicos.
Este trabajo conjunto parecía demostrar que las agencias antidrogas de ambos países y el pool de fiscales coordinaban su labor en armonía. La fiscal Paola Díaz había viajado a España a realizar el seguimiento de una remesa controlada con resultados satisfactorios para los británicos. Una incautación de droga fue efectuada a raíz de esas coordinaciones estrechas entre la fiscalía y la policía británica.
Paola Díaz y su adjunto Manuel Rojas, al igual que el propio fiscal superior coordinador Rafael Vela, viajaron a Inglaterra para presenciar un "procedimiento especial de remesa de droga controlada" y para efectuar un recorrido por los ambientes de la nueva Agencia Nacional contra el Crimen, creada por el gobierno inglés.
Esta mutua confianza y camaradería cambió radicalmente a fines de abril último. Cuando se estaba llevando a cabo una operación especial, la fiscal Díaz fue convocada en forma urgente por los agentes de "Escorpión".
En un restaurante de comida rápida y en medio de la multitud para no despertar sospechas, los policías refieren que sus informantes han revelado a la policía que el investigado sabe que es seguido.
"El objetivo ha mostrado la carpeta fiscal que manejaban en forma secreta", dijo el informante de la policía.
"El 'Gordo' sabe que está siendo investigado", dijo el oficial de "Escorpión".
Inmediatamente, los policías dejaron en claro que la infidencia no procedía de su grupo de inteligencia sino de la propia fiscalía, que conducía la magistrada Paola Díaz.
Según el informante de la DEA, el narco tenía un contacto en la fiscalía que le informaba constantemente del caso.
Los policías sugirieron que el único que podía haber filtrado esa información era el adjunto de Paola Díaz, el fiscal Manuel Rojas del Águila, porque era el único que había manejado el expediente hasta revelada la infidencia.
Los informes policiales rotulados como SECRETO, que detallaban las identidades verdaderas de los objetivos, eran manejados por este magistrado provisional.
Además, los jefes de "Escorpión" sostenían que cuando se produjo la fase principal del operativo de inteligencia, el fiscal salió de viaje rumbo a la ciudad de Iquitos.
De un momento a otro, el "fiscal engreído" de las agencias antidrogas pasaba a ser el responsable de la infidencia que ponía en peligro el éxito del caso "Gato".
FISCAL BAJO SOSPECHA
El reclamo de los funcionarios de la DEA no vino acompañado de pruebas, pero obligó a la Fiscalía de la Nación a resolver esta presunta infidencia de la forma más reservada.
Tres meses después, el fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, por recomendación de la fiscal adjunta suprema, Patricia Benavides, firmó una resolución con fecha 18 de agosto que da por culminada la labor de Manuel Rojas del Águila.
Una investigación abierta en Control Interno al equipo de fiscales que vio el caso "Gato" acompañó esta medida. Pese a ello, aún no queda claro quién pudo entregar un expediente completo al traficante.
(Mañana: los pagos del narco a las autoridad)...Continuará.
Claves
El fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, emitió la resolución que separaba al fiscal adjunto provisional Manuel Rojas del Águila sin explicar las razones de esa medida.
Solo al final del documento, Sánchez agregaba: "Sin perjuicio del resultado de las investigaciones por las quejas y denuncias en trámite".
Fuente: Miguel Gutierrez.
¡VERGUENZA NACIONAL...! ESTO SOLO PUEDE SUCEDER EN EL PERÚ, SE REQUIERE CON URGENCIA UNA REESTRUCTURACIÓN DEL PODER JUDICIAL Y MINISTERIO PÚBLICO...HACIDO MURIÁTICO O CLORHÍDRICO, "QUEDARÍA CHICO".