Niñas que deben huir de casa, saltar la valla del trabajo doméstico y superar la discriminación en las aulas son parte de algunos de los relatos que recoge el libro Aprendiendo en la Escuela a Relacionarnos con Igualdad y Equidad”, editado por el Centro Flora Tristán.
La publicación será presentada mañana jueves, a las 16.00 horas, en la 18 Feria Internacional del Libro (FIL Lima 2013), y en sus textos se dará cuenta de la difícil realidad que las menores de zonas rurales enfrentan para poder hacer realidad su derecho a la educación.
Las historias de Marita, Samanda, Sofía y otras niñas están reunidas en el volumen, cuya publicación es el resultado del concurso de cuentos Por una educación no sexista dirigido a maestras y maestros rurales de siete regiones.
Entre las regiones participantes figuran Arequipa, Cusco, Puno, Junín, Ayacucho, Lambayeque y Piura, y como parte del jurado, las escritoras Mariella Sala y Gaby Cevasco, la educadora y literata Miluska Pachas y la representante del Centro Flora Tristán, Blanca Fernández.
El concurso fue en el marco del proyecto Mujeres rurales peruanas, promoviendo el desarrollo local con equidad de género en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Su finalidad fue motivar la reflexión sobre la igualdad de género en las escuelas y así contribuir a mejorar los contenidos de la educación y generar un pensamiento crítico en el profesorado sobre una educación inclusiva y no sexista.
La presentación estará a cargo de Mariella Sala y Gaby Cevasco. Estará presente la ganadora Janet Elizabeth Palomino, maestra con 22 años de docencia en el colegio Víctor Raúl Hay de la Torre del caserío Fátima, en Chulucanas, Piura. Ella es autora del relato Yo solo quiero estudiar.
El segundo puesto lo ocupó La lucha de Marita en busca de sus sueños, de Evarista Machaca Sunchulli, maestra en la escuela Gamaniel Churata del distrito de Cabana, San Ramón, Puno. El tercer puesto fue para Hilda Nicolasa Apaza del colegio San Andrés del distrito puneño de Atuncolia por su cuento Volver a casa.
“La creación literaria es una fuente de conocimiento para el estudio de la realidad, aspecto que han confirmado cada uno de los textos presentados al concurso”, sostienen las organizadoras, quienes además precisan que el acto creativo en sí propicia un rico proceso de reflexión y de toma de conciencia de hechos de exclusión, que la vida cotidiana con sus emergencias puede pasar por alto.