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¡ GRACIAS PEDRO, PERDÓN PEDRO...!

 



Gracias Maestro Pedro, por aparecer de pronto y mostrarnos ese otro Perú valioso pero muy olvidado, ese Perú que los medios, las series, los viajes ni las redes nos muestran.

Perdón Pedro, porque tu aparición fue lacerada con insultos, calumnia, difamación e improperios, porque lejos de mirarte y mirara tu familia, se dedicaron a buscar tus defectos y puntos más débiles, cómo si ellos hubieran transitado tú mismo camino o tenido tus propias oportunidades.

Gracias Pedro, por no perder la sonrisa, por no amargarte la vida, por no agachar la cabeza, por demostrarnos que ser pobre es compatible con ser digno, que ser humilde no está reñido con ser valiente.

Perdón Pedro, porque muchos no quieren que tú seas el profesor de sus hijos, pensando que lo único que tienes por enseñar es lenguaje o la tabla de multiplicar, y no entienden que lo que necesitan los niños con urgencia en este mundo es aprender la humildad, el valor del trabajo, la empatía y jamás renunciar a los sueños por más lejos que estos parezcan estar.

Perdón Pedro, porque tu familia debe haber sufrido mucho al ver las redes, los medios y escuchar a muchos peruanos hablar mal de ti, vilipendiarte con encono injustificable porque solo eras candidato que antes fue maestro, y no un prontuariado delincuente de mala familia que vive de la política o un despiadado líder de una organización delictiva.

Gracias Pedro, por tus marchas y contra marchas, por tus metidas de pata, por tus sumas y restas, gracias por ser tan espontaneo y natural, porque supiste sumar humanidad e imperfección a una política llena de cálculo, disfraz y mentira artera.
Perdón Pedro, porque algunos que migraron a la gran ciudad y vieron cómo te estropeaban, no recordaron sus raíces, porque no te defendieron, porque no conversaron con sus hijos para contarles que, así como Puña es también su pueblo, y que surgir en un país con tantas brechas no es para olvidarnos de dónde venimos, sino al contrario.

Gracias Pedro, por haber sido profesor de muchos niños y jóvenes allí donde pocos peruanos estarían dispuestos a hacerlo, allí donde los padres de esos niños si te agradecen ser su profesor, allí donde sueñan con salir adelante y esperan tener oportunidades aun sin conocerlas o saber cómo obtenerlas.

Perdón Pedro, porque los medios no procuraron mostrar tu vida de profesor, no buscaron a tus alumnos, no nos mostraron a tu esposa y a tus padres o a tus hijos, solo nos mostraron aquello que distaba de tu humanidad, aquello que servía para la crítica, para el desuelle, para la sorna.

Gracias Pedro, por emocionar a la gente, por dar la pelea contra gigantes paneles luminosos, futbolistas famosos, televisión basura, carteles y bambalinas, caravanas de reparto de alimentos, empresarios y jefes que amenazan a sus empleados, cantantes, empresas que especulan, banqueros que atemorizan, ciudadanos que insultan y ningunean, psicosociales que acaban con vidas o traen piedras para endilgártela, compra de conciencias, periódicos, canales y radios, y contra todo lo que todos los peruanos hemos visto, la mitad de ellos con beneplácito y aplausos, con complicidad a pesar de saber lo sucio y ruin que fueron voz.

Perdón Pedro, por tener una patria en la que tu candidatura no ha sido una experiencia política normal, sino prácticamente una extirpación de idolatrías de la santa inquisición. Es sin duda, hoy como en 1821, una oportunidad perdida para ser libres de verdad, y no tener cargando toda la matriz colonial que en tres meses hemos visto, con personajes modernos de una vieja historia, de un “remake” que se vive desde hace 200 y más años.

Te escribo estas líneas porque estás a punto de darnos el mejor regalo al Perú del Bicentenario. Te escribo para agradecerte por darle vida a la parábola de David y Goliat, ten por seguro que millones de peruanos supimos leer tu mente y estoicamente soportamos todo el lodazal al no aceptar morir traicionando a un peruano tan parecido a nuestros padres, a nuestros ancestros.

Tengo mucho que criticarte Pedro, pero también mucho que felicitarte, pues allí donde muchos veían defectos, siempre hubo un mensaje, soñar no es suficiente, atreverse es el paso definitivo para dejar que los sueños y los deseos se cumplan. Con ese mensaje me quedo, por ese mensaje te agradezco.

Siéntete bien Pedro, Dios te proteja gran Maestro.

FUENTE: Carlos Alarcón.