SERPOST: BRINDA MALOS SERVICIOS AL PÚBLICO USUARIO
Ad portas de las fiestas navideñas y de fin de año, los compatriotas residentes en el extranjero incrementan sus envíos de encomiendas cargadas de ilusiones y regalos para sus familiares en Perú. Pero los que han sido víctimas del mal servicio de Serpost y Aduanas rezan para que los paquetes lleguen completos a sus destinatarios.
Servicios Postales del Perú (Serpost) es una empresa pública de derecho privado que, lamentablemente, es sinónimo de mal servicio. No son pocas las denuncias que pesan sobre esta compañía.
Lastimosamente, Serpost se aprovecha de que otras empresas en el mercado como DHL o FedEx son tan caras que no pueden ser utilizadas por el común de los mortales.
Al igual que muchos otros peruanos, también fui víctima del mal servicio de Serpost. Primero, un paquete enviado por un familiar desde España llegó a mi domicilio pero el trabajador de Serpost, a quien le pagan por entregar los paquetes porque ese es precisamente su trabajo, prácticamente me obligó a entregarle una ‘propina’ cuando ello no es una obligación.
Posteriormente, otro familiar mío que también radica fuera del Perú mandó varios artículos para la familia sin saber que no podía sobrepasar cierto peso y cierta cantidad, por lo que el paquete fue retenido por Aduanas. Hasta ahí todo está bien.
El problema comienza cuando el paquete es abierto en la sede de Serpost en Los Olivos sin la presencia del destinatario (en este caso yo). Luego me envían un documento para recogerlo en Lince, previo pago de 231 soles a Aduanas. Hice el pago respectivo y además el pago por concepto de ‘almacenaje’. Pero a pesar de tener todo en regla y pagar los impuestos exigidos, mi encomienda me fue entregada incompleta. Serpost le echa la culpa a Aduanas y Aduanas le devuelve la pelota a Serpost. Al final, ninguno reconoce su responsabilidad.
Entre los artículos enviados venían algunos pares de zapatos, que llegaron sin su respectivo par. El ‘servicio al cliente’ es prácticamente inexistente. Intentar comunicarse con su central telefónica es un martirio. Como era de esperarse, mi reclamo no llegó a buen puerto. Como otros tantos reclamos, sigue esperando una solución que no llega.
Al menos a mí me llegó el paquete, no es el caso de otras personas que ni siquiera llegaron a verlo: no solo denuncian que Serpost ofrece un mal servicio, sino que van más allá y acusan directamente a esta empresa de robar o al menos de mantener en sus puestos a trabajadores con ‘malas costumbres’.
Abundan las denuncias de peruanos en el extranjero que mandan productos de valor a sus familiares en Perú que nunca llegan a su destino. O si llegan, sufren la sustracción de algunos artículos. Hay encomiendas que salen del país de origen pesando dos kilos, pero el destinatario recibe solo uno.
Es inútil tratar de hacer valer nuestros derechos comunicándonos con Servicio al Cliente de Serpost, que es un total desastre. Ahí se puede encontrar desde personas que desconocen su labor hasta insolentes que son capaces de maltratar a los usuarios que pagan por este servicio.
Sin embargo, los trabajadores de Serpost sí se toman el tiempo para huelgas. Hace pocos meses lograron un incremento de sueldos que formaba parte de su pliego de reclamos. ¿Y dónde quedan los reclamos de los usuarios?, ¿quién se responsabiliza del mal servicio ofrecido?
